Evento
En la vorágine de movimientos y tendencias de vanguardia que sacudió el primer cuarto del siglo XX, la abstracción resultaría la respuesta más contundente y arriesgada a ese arte tradicional y académico que todas las vanguardias querían dejar atrás. Pero la abstracción iba a tener muy diversos rostros, dando lugar a movimientos tan variados como el orfismo, el suprematismo, el constructivismo o el neoplasticismo, dentro de una general tendencia geométrica, así como a una variante más lírica o poética, donde la mancha prevalecía sobre la línea del geometrismo, que llegaría a su máximo apogeo con el expresionismo abstracto ya a mediados de siglo.
Entre los pioneros de la abstracción, artistas como Wassily Kandinsky o Walter Ruttmann, entre otros, teorizaron sobre las relaciones entre el arte abstracto y la música, llegando a explorar dicha vinculación en unos trabajos que no se entienden fuera de la más profunda y comprometida experimentación artística. Ruttmann llegaría incluso a dar un paso más en dicho proceso, al igual que otros pintores coetáneos como Hans Richter o Viking Eggeling, ampliando sus experimentaciones al campo de la imagen en movimiento, siempre con la música como referente, en lo que vino a ser el cine abstracto, absoluto o puro, la manifestación más radicalmente vanguardista del cine europeo hecho por artistas durante los años veinte.
Hoy, cien años después, la abstracción sigue siendo el medio de expresión artística predilecto, y en no pocas ocasiones el único, de numerosos artistas a lo largo y ancho del mundo. Un buen ejemplo de ello lo constituye el grupo italiano Astrattismo Totale. Con obras muy diversas, pero con el común denominador de la abstracción, presentan la exposición Confluenze e condivisioni. La mayoría de los pintores que la integran hacen confluir en sus piezas las dos grandes líneas en que históricamente se ha dividido la abstracción: la geométrica y la lírica. Son Giulio Calandro, Giuseppe Cotroneo, Gelsomina De Maio, Giuseppe De Michele, Mario Lanzione, Salvatore Oppido y Myriam Risola. Por su parte, Antonio Salzano y Gustavo Pozzo se decantan por un geometrismo más puro. Antonio Izzo se halla más cerca del informalismo y del expresionismo abstracto, mientras que Fabio Mariacci se mantiene fiel al futurismo, la vanguardia que más íntimamente se relacionó con los artistas italianos en aquellas primeras décadas del pasado siglo.
CARLOS SALAS
Universidad de Murcia